Os proponemos una forma agradable y divertida de mantener el cuerpo en forma con unos sencillos movimientos que iremos descubriendo al mismo tiempo que disfrutamos con la lectura de un pequeño relato.
Lo único que debemos hacer es leer la historia que os relatamos teniendo a los niños enfrente de nosotros y pedirles que imiten nuestro comportamiento creando un efecto espejo. Nosotros, los adultos durante la lectura descubriremos al reloj Dormilón junto a Temporín y actuaremos como nos vaya indicando el texto. Hemos cambiado el color del texto donde nos indican los ejercicios a realizar.
Comenzamos:
Toda esta historia ocurrió en Relojelandia, el país de los relojes, donde nacen todos los relojes que existen en el mundo entero.
Allí nos encontramos el reloj Dormilón. Le pusieron ese nombre porque desde que nació nunca había sido capaz de marcar bien la hora, siempre estaba cansada y por lo tanto como siempre estaba durmiendo.
Una mañana, al despertarse:
Estaba tumbado, comenzó moviendo el pie derecho, más tarde el pie izquierdo, se incorporó para sentarse, movió los hombros, el cuello y por fin se levantó. Cuando ya estaba levantado comenzó a llorar, mientras pensaba:
Soy el reloj más triste de todos los relojes del país, todos funcionan perfectamente, en cambio yo soy lento, muy lento. Quiero cambiar, tener energía, marcar las horas y los minutos.
Y pensando así, comenzó a andar, siguiendo un ritmo lento:
- Como si tuviera joroba, con el cuerpo encorvado.
- Andando a 4 patas.
- A pasitos muy pequeños.
Mientras tanto en un lugar apartado del reino, se encontraba Temporín (el mejor amigo de Dormilón) que sabía del sentimiento de su amigo y quería buscar una solución para que estuviera más animado.
Temporín fue a visitar a Dormilón y durante el camino iba dando saltos:
. Primero iba muy rápido, dando pequeños saltos.
. Saltaba con sus dos pies juntos.
. Dando grandes zancadas
. Caminando de puntillas
Justo antes de llegar a casa de su amigo se encontró con el mago del país de los relojes y le comento su preocupación por Dormilón. El mago recordó que existía una tuerca mágica que podía cambiar el estado de ánimo a cualquier reloj, al contárselo a Temporín enseguida decidió que lo mejor era ir al reino de Tuerquilandia donde se encontraba la hermosa tuerca mágica que lograría solucionar el problema de su amigo.
El primer país en el que penetró fue Bambolín “El reino del balón”.
. Todos sus habitantes no paraban de jugar con un balón:
. Lo lanzaban hacia arriba.
. Lo recogían con las manos.
. Lo pateaban con el pie.
. Lo hacían rodar por el suelo.
Pero muy pronto se dio cuenta de que tenía que continuar buscando la tuerca mágica. Y traspasó la frontera de aquel país. Se sentó un momento para descansar y poder entrar en el segundo país que se llamaba “Flexilandia”.
Todos los habitantes de este país estaban preocupados por doblar la cintura y dejando las piernas bien rectas llegar al suelo e intentaban tocar con las manos el suelo, sin doblar los pies para luego volver a estirar los brazos hacia el cielo estirando su cuerpo. y hacían muchos más ejercicios.
Temporín realizo estos ejercicios, le resultaron muy difíciles y no tuvo más remedio que descansar un largo rato. Respiró e inspiró varias veces intentando recuperarse. Siempre por la nariz, intentando hinchar la barriga y luego desinflarla.
Por fin pudo llegar a Tuerquilandia y vio que todos los habitantes andaban hacia atrás.
Temporín comenzó a imitarles y de repente encontró en su camino la gran tuerca mágica. La cogió del suelo, se tumbó en el suelo, cerro los ojos y comenzó a dar giros mientras pedía el deseo de volver a Relojelandia donde le esperaba su amigo. Lo consiguió, su deseo fue concedido y al abrir los ojos, se puso de pie y corrió en busca de Dormilón, le entrego la tuerca mágica y este comenzó a sentir una gran energía, sus agujas empezaron a moverse y a marcar la hora perfectamente. El país enteró aplaudía mientras los dos grandes amigos se abrazaban.
Para celebrarlo se organizó una gran fiesta en la que todos bailaron y cantaron.
Y colorín colorado este cuento se ha acabado.