Existe una gran cantidad de trabajos experimentales que indican que antes de alcanzar la edad de un año, los niños ya poseen todas las capacidades de percepción musical que tienen los adultos. Esto parece indicar que la música es un campo en el que existe una competencia innata similar a la del lenguaje.
Se ha demostrado que la musicoterapia mejora capacidades cognitivas como la atención, la concentración y la memoria de los niños. Además de fomentar la imaginación, creatividad, formación de conceptos y agilidad mental. A nivel motor, la musicoterapia colabora en la coordinación y la expresión corporal, fomentando la liberación de energía reprimida. Y, por si fuera poco, mejora la autoestima y el manejo de emociones.
La musicoterapia trabaja objetivos no musicales a través de la expresión musical. Es decir, utiliza la música para lograr una modificación en algún área de la vida del individuo o mejorar el estado general del mismo, tendiendo la facultad de actuar simultáneamente en las áreas sensorio-motriz, afectiva y cognitiva. Importa que la persona se exprese y no la perfección en la expresión musical.
En esta propuesta musical, conocemos a la Serpiente Maribel, que en la cola tiene un cascabel. ¡Hemos escuchado cómo suena y los más valientes lo han hecho sonar! Fomentamos el vínculo con el adulto relacionándonos con él a través de un elemento intermedio que nos conecta.
Disfrutamos escuchando, bailando, imitando gestos con la canción de la Serpiente y en la propuesta manipulativa, con cuerdas e instrumentos, jugamos libremente disfrutando de la acción y el pensamiento simbólico.